Protocolos de trabajo

Quién no ha visto en su oficina de farmacia que una misma función se haya realizado de dos maneras diferentes o que ante un mismo problema se hayan tomado soluciones completamente diferentes.

Normalmente esto ocurre, o porque nosotros mismos no actuamos igual diariamente, lo que genera incertidumbre en nuestro equipo de trabajo y su consecuencia inmediata es un equipo parado a la espera que seamos nosotros quien tome la decisión o porque aun teniéndolo claro nosotros mismos, no somos capaces de transmitirlo correctamente, y de ahí que tengamos que repetir lo mismo varias veces.

En ambos casos la frustración del titular es importante y la calidad en el proceso realizado se ve comprometida.

Una de las herramientas más efectivas para solucionar estos problemas son los protocolos de trabajo.

Podemos definir un protocolo de trabajo como el conjunto de normas y técnicas necesarias para la planificación, preparación, desarrollo y control de las actividades realizadas en la oficina de farmacia.

Con ello conseguiremos que:

  • La función realizada sea lo importante y no quien la realice ya que todo el mundo la debe realizar de la misma manera.
  • Ante un problema todo el mundo adopte la misma postura y plantee la misma solución.
  • Evaluar la mejora del proceso, detectar si hubiera una desviación y en caso necesario aplicar una corrección.

Los protocolos de trabajo deben estar siempre por escrito, firmados y aceptados por los trabajadores y expuestos en un lugar accesible para poder ser consultados en cualquier momento.

Importante indicar que los procedimientos no representan una solución perfecta en cada caso particular sino el proceso que a nivel general hemos considerado más optimo considerando sus ventajas y admitiendo sus defectos.